domingo, 16 de junio de 2013

POSADA ES AÚN UN ARTISTA POR DESCUBRIR

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** El historiador Agustín Sánchez González presentó sus textos “La portentosa vida de José Guadalupe Posada” y “Posada, un artista en blanco y negro” en la Feria del Libro.
Tijuana, B.C.- “El día que murió Don Lupe nació Posada”, con esa expresión explica el historiador Agustín Sánchez González la metamorfosis experimentada por este grabador que, pese a su calidad excepcional, vivió prácticamente en el anonimato y no fue sino hasta después de su muerte, hace 100 años, que su obra comenzó a ser valorada y aún hoy sigue siendo un artista por descubrir, por lo menos en cuanto a las muchas facetas que desarrolló como ilustrador.
“Durante 42 años, José Guadalupe Posada Aguilar [nacido en Aguascalientes en 1852] estuvo en la palestra. Participó como grabador, caricaturista, ilustrador en decenas de publicaciones y libros, imprimió miles de grabados, trabajó en por lo menos tres estados de la República Mexicana y, sin embargo, nadie dijo nada sobre él o acerca de su obra”, sostiene el autor en “La portentosa vida de José Guadalupe Posada” y “Posada, un artista en blanco y negro”, presentados en la 31 Feria del Libro de Tijuana.
Posada pasó, pues, inadvertido hasta que el pintor francés Jean Charcot descubre sus grabados en hojas volante que todavía en los años 20 circulaban con profusión en la Ciudad de México, y Diego Rivera valoró su trabajo y recreó una de sus imágenes para dar origen a la célebre Catrina en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda”, a la que pintó de la mano con su creador, el propio Posada.
Hay que tomar en cuenta, dijo el autor de los libros, que la Catrina es el símbolo de México más conocido en el mundo entero, mientras que en México sólo compite con la imagen de la Guadalupana, de modo a Posada debemos el haber creado una imagen que forma parte ya de la identidad nacional.
Escritor, periodista, historiador por la Universidad Nacional Autónoma de México, Agustín Sánchez es autor de una treintena de libros, entre ellos “El general en la bombilla”, “La banda del automóvil gris”, “Terribilísimas historias de crímenes y horrores”, “Gabriel Vargas, una historia chipocluda”, “Un dulce sabor a muerte” y los dos estudios citados sobre el célebre grabador mexicano.
Pese a su enorme calidad como grabador, Posada sigue siendo un gran desconocido y hay muchos mitos que giran en torno a su vida y su obra, de modo que entre los objetivos de sus libros sobre este grabador, explicó Sánchez, está ofrecer a las nuevas generaciones su historia de vida en un esfuerzo por corregir las ideas erróneas que se han divulgado sobre él.
Heredero de los grandes caricaturistas del siglo XIX y con franca influencia de Goya y artistas del Renacimiento, Posada fue un ilustrador compulsivo que abarcó multitud de ámbitos distintos y no sólo la caricatura, como se cree comúnmente, ni tampoco hizo sólo calaveras.
Su obra, dijo, abarcó millares de grabados y estampas publicados en por lo menos 70 periódicos entre el último tercio del siglo XIX hasta su muerte el domingo 20 de enero de 1913; ilustró entre 15 y 20 libros, entre ellos varios de cocina y uno que es verdaderamente una rareza: un libro de recetas de comida francesa, junto con anuncios publicitarios y etiquetas de firmas comerciales, carteles de cine y teatro, así como la Biblioteca del Niño Mexicano, que comprendió 110 cuadernillos escolares, historias de nota roja y sucesos trágicos, al igual que cartas de amor.
De acuerdo con Agustín Sánchez, la obra de Posada comprende alrededor de 20 mil grabados, la mayoría hechos en placas de zinc, aunque también hizo litografías, materia de la que dio clases en León, Guanajuato, donde vivió y contrajo nupcias antes de trasladarse a la Ciudad de México, donde vivió hasta su muerte.
Si bien ha habido una revaloración de este grabador mexicano, todavía hay muchos aspectos de su vida y obra por descubrir, insistió el autor de “La portentosa vida de José Guadalupe Posada”, quien consideró urgente hacer un inventario de sus grabados.
A su vez, Manuel Luis Escutia coincidió con el escritor en que el de Posada es un el caso de un artista que nunca quiso ser artista, aunque la historia del arte indique todo lo contrario; él se consideraba más bien un artesano y más concretamente un ilustrador.  
Escutia felicitó al historiador por hacer condensado en unas cuantas páginas “la portentosa vida de José Guadalupe Posada”, como reza el título de su libro, publicado por Ediciones Don Lupe. Si desea conocer el resto de nuestras actividades le invitamos a consultar nuestro portal www.cecut.gob.mx

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